martes, 3 de abril de 2007

La fuerza del sexo


Me alegra saber que hay mujeres inteligentes. Me alegra leer, oír su opinión sin tapujos sobre temas controvertidos. Me alegran las escritoras que saben decir lo que yo no sé expresar, lo que ni siquiera sé pensar. Me alegran mis amigas y conocidas cuyo CI es más alto que la media, aunque no tengan carrera. Y también las que la tienen. Cuya inteligencia no necesita ser medida porque de sobra se aprecia. Me alegran mis sobrinas, que tan pequeñas parecen saber qué es lo importante para su vida, aunque con los años descubran muchas otras cosas. Me alegra su seguridad y confianza. Su autoconcepto positivo que deseo que perdure. Que se hayan dado cuenta de lo que yo recién me entero. Me alegran las madres trabajadoras dentro y/o fuera de casa que, lejos de ser mártires, son heroínas. Admiro la fortaleza de mi madre. Me alegra que sepamos lo que hay, que no estemos engañadas, aunque todavía estemos desfavorecidas. Me alegran las mujeres inmigrantes que hablan. Que pueden hablar. Aunque no esté de acuerdo con lo que digan. Me alegra ser consciente de lo mucho que tengo que aprender. Me alegra pertenecer a éste género fuerte, al sexo débil.