Omar Faruk
Impecable concierto. Excepto para el tipo de mi derecha, que no ha movido ni un dedo, ni un segundo su pierna ha seguido el ritmo, ni un aplauso han producido sus manos. Ella, que adivino lo arrastró al concierto, al principio aún intentaba convencerlo de lo buenos músicos que eran. Después ha desistido. Espero que se plantee abandonarlo.
Al acabar uno de los temas hacia la mitad del concierto, un entregado espectador ha gritado “Olé, maño, olé”. Y a Sonia y a mi nos ha entrado un ataque de risa que ha durado toda una canción. ¡Se creerá el tipo que le ha dedicado el mejor piropo del mundo! ¡O que Omar lo ha entendido! Pero la verdad es que le ha salido del alma…
Por lo demás, gran parte de los temas los he escuchado en trance, con los ojos cerrados y disfrutando de mi mundo, o sea, del mundo.