sábado, 12 de julio de 2008

Desde Asia

Llevamos una semana en este extenso y fascinante continente. Primero Tailandia, Bangkok es gigantesco y curioso, ruidoso, precioso y de grandes contrastes: olores nauseabundos se mezclan con aromas que atraen. La gente sonriente. Mucho turista, como nosotras... Pero todavía no puedo hacerme a la idea de lo que realmente es este país.
Ahora en Camboya. Un viaje duro, primero 4 horas en un autobús decente con AC hasta la frontera, luego el caos absoluto de tuk tuk, visados, policía fronteriza, gente que te persigue ofreciendo su servicio de ayuda... y la sensación constante de que lo hagas como lo hagas te van a timar. Y la sensación inmediata de que esto es otra cosa. De que aquí la pobreza es demasiado rica en comparación con esta gente. Luego 3 horas de carretera infernal -por llamarlo de alguna manera- en coche con conductor fiti paldi. Vistas para recordar. Arrozales, colegios, chozas, gente, gente. Alucinante. Y en la llegada a destino te vuelve a golpear la realidad: tú eres un afortunado turista que te vas a alojar en un super lujoso hotel, y al lado siguen viviendo en cabanas de madera, un cuadrado de 3 x 3 metros en el que sólo están para dormir. La vida es fuera, siempre fuera. Tragando polvo. Sí, ya sabía dónde venía, pero es duro ver esos contrastes tan de cerca.
Manana visita de los templos de Angkor Wat. A ver si aparece Tomb Raider por alguna parte.
Todo es maravilloso. Este mundo en el que vivimos...