Si supiera dibujar dibujaría un globo terráqueo, la Tierra
en toda su inmensidad encima de la espalda de una persona, inmovilizándola, aplastándola, con brazos y piernas en cruz y
cara de doloroso sufrimiento, lengua fuera incluida. Destrozada. Si el peso del
mundo cae sobre nosotros sin posibilidad de acción, nos aniquila.
A continuación dibujaría la misma inmensa bola encima de la
misma persona. Pero esta vez encima del pecho y abdomen. Las piernas y brazos
tratando de rodearla, protegerla, consolarla y confortarla. La cara expresando
sufrimiento, cariño y esperanza a un mismo tiempo; como cuando abrazas a un
niño enfermo para confortarlo sin importarte que pueda transmitirte su
enfermedad, pero con la seguridad de que tus cuidados y amor ayudarán a su
recuperación. Cuando actuamos, aunque sea de la mínima manera posible, la
esperanza nos ayuda a seguir viviendo.