martes, 3 de abril de 2007

La fuerza del sexo


Me alegra saber que hay mujeres inteligentes. Me alegra leer, oír su opinión sin tapujos sobre temas controvertidos. Me alegran las escritoras que saben decir lo que yo no sé expresar, lo que ni siquiera sé pensar. Me alegran mis amigas y conocidas cuyo CI es más alto que la media, aunque no tengan carrera. Y también las que la tienen. Cuya inteligencia no necesita ser medida porque de sobra se aprecia. Me alegran mis sobrinas, que tan pequeñas parecen saber qué es lo importante para su vida, aunque con los años descubran muchas otras cosas. Me alegra su seguridad y confianza. Su autoconcepto positivo que deseo que perdure. Que se hayan dado cuenta de lo que yo recién me entero. Me alegran las madres trabajadoras dentro y/o fuera de casa que, lejos de ser mártires, son heroínas. Admiro la fortaleza de mi madre. Me alegra que sepamos lo que hay, que no estemos engañadas, aunque todavía estemos desfavorecidas. Me alegran las mujeres inmigrantes que hablan. Que pueden hablar. Aunque no esté de acuerdo con lo que digan. Me alegra ser consciente de lo mucho que tengo que aprender. Me alegra pertenecer a éste género fuerte, al sexo débil.

3 comentarios:

Diabetes dijo...

No me da buen rollo, así, hablando desde un sentir primitivo, el movimiento feminista, me huele a discriminación. Pero pensándolo bien, durante un tiempo ha de favorecerse a la mujer, sin duda. Y por supuesto, está bien (bueno, coño, tendría que haber sido lo normal de toda la vida) que la mujer trabaje, sea independiente, tenga hijos sola ¡¡y se pueda divorciar!! Lo de hace años era muy fuerte.

enmovimiento dijo...

Pues la verdad es que yo tengo mucho, MUCHO, que agradecer al movimiento feminista. Desde que mis posesiones -casi nulas, pero bueno- sean mías, y no me las tengan que administrar ni padre ni hermanos, hasta que fuera de mi horario laboral pueda hacer lo que me venga en gana -habrás visto el contrato de maestra de los años 20-. Y muchas cosas más. Pero este alegato estaba motivado por otras experiencias más actuales. Porque soy una privilegiada y lo celebro. Pero me gustaría que este privilegio fuera universal. Porque me gustaría que todo ser humano de cualquier género, nacionalidad, color de piel, creencia o religión que respete a los demás y a sí mismos, o preferencia sexual -exceptuando pedófilos, zoófilos y necrófilos-, fuera considerado normal.
Coincido contigo en que no me gusta la discriminación en términos generales. Y con eso creo que lo decimos todo.

Diabetes dijo...

Si es que somos muy majos y nos explicamos muy bien.