viernes, 1 de febrero de 2008

Corazón


Cuando un corazón se rompe hay que intentar, por todos los medios, recoger y pegar todos y cada uno de los pedacitos que han quedado esparcidos. Es una tarea que lleva su tiempo: a unos les basta con unos días, otros se pasan meses y meses, y unos cuantos tardan años. Es cuestión no sólo del número de añicos en que se haya despedazado el músculo, si no de la habilidad de su dueño, del tiempo que le dedique, de las ganas…
Ocurre que, a veces, no somos capaces de encontrar todos los trocitos, o incluso que alguno de ellos se ha pulverizado y no podemos recuperarlo. En estas circunstancias es muy importante rellenar el espacio vacío, decorarlo como más nos guste. Así que, si algún día te encuentras con un corazón de lana, papel, tierra, nube, ceniza y viento no te extrañes. Cuídalo bien y procura no romperlo.

3 comentarios:

Diabetes dijo...

¿Ves? La prosa me gusta mucho más. :D

El tema del corazón es muy delicado. No hace falta que diga -pero allá que voy- que hay que tener mucho cuidado a la hora de elegir a quién se lo prestas. Y si te lo devuelven roto, quitarle las impurezas de quien te lo rompió.

enmovimiento dijo...

Sí, es verdad. No había pensado en limpiarlo. A lo mejor estamos mal acostumbrados y padecemos algo de síndrome Diógenes... Una pasadita por la lavandería, tintorería, peluquería, corazonería o un arroyuelo en su defecto tampoco viene mal.

Anónimo dijo...

El corazon es una cosa muy fragil, y si se rompa es muy dificil de rehacerlo de nuevo- siempre se queda una impurez( impurity)